La fruta es ciertamente un alimento indispensable en cualquier dieta saludable, pero en algunos casos, lamentablemente, resulta muy indigesta para algunas personas. Además, con el frío el invierno da bastante pereza comer fruta fresca… Pero estos problemas pueden solventarse de la manera más sencilla, gracias a una receta tradicional para estas fechas: la compota de frutas.
Consumir las frutas asadas o cocinadas, en ocasiones, es una forma estupenda de asimilar mucho mejor sus nutrientes. Las compotas son estupendas para tratar problemas digestivos, de deglución o de masticación, así como para prevenir o solventar estreñimiento, diarrea o acidez.
Las personas mayores aceptan mucho mejor la ingesta de fruta en compota, sobre todo porque resulta mucho más fácil de tragar y de masticar. Para atajar problemas de estreñimiento lo mejor es cocer o asar las frutas con la piel; en concreto, las que más fibra tienen son las ciruelas secas, los orejones y los higos secos, tan tradicionales en estas fechas.
Por el contrario, si lo que queremos es curar la diarrea las frutas a emplear deben estar maduras y bien peladas, y lo mejor es preparar la compota con peras, manzanas y membrillo, bien conocidas por sus propiedades astringentes.
Una buena idea para preparar la compota es cocer la fruta en el agua resultante de preparar infusiones digestivas, como la manzanilla, la melisa, el anís o el regaliz, en lugar de usar simplemente agua. La infusión, además de su particular sabor, aportará a la receta el valor añadido de sus propiedades digestivas.